Avistamientos terrenales Un hombre abre el hocico para tragar una bala, pero lo que entra en él es una salva de tierra. Se limpia los ojos, se pasa un pañuelo por la cara y se acomoda el clavel en la solapa. Un crujir de posesiones se le agolpa en la mueca de los labios. Está nuevamente listo para la espera. En tu boca hacen nido todas las lenguas fugitivas lejos de la ira de dios yacen profundas adormecidas en un lento hervor vegetal de subacuáticas ninfas Las glándulas de la noche te llenan el sueño de transparentes naves colosales cargueros repletos de animales cautivos Nadie te dijo cómo ser continente tú, de nacimiento archipiélago tendiendo puentes de agua de sal rocas elegías del abismo toda tu geografía dividida amada tu luz por partes por partes también tus tinieblas ocasionalmente pobladas todas ninguna guardada a la sombra entregadas y arrebatadas y restituidas, cada una, a su virginal origen sobre tus ojos crecen números impares pero eso ya te lo había dicho la palma de tu mano una incursión gitana y solitaria sentada en una banca del mundo por azar sola Terribles dulces obleas de la infancia blancas redondas que se deshacen en la boca hasta el final de los días Siego las canciones, las palabras que definieron nuestros ojos, nuestras lenguas, las paso por el tamiz de esta boca que ya no conoces, les doy la vuelta como a dulces tristes hojas otoñales y ya sólo me devuelven la voz que yo tenía entonces, un fluir de siniestro, maternal cíclido pez ciego, una llaga plena que guardaba para sí la sal del mundo tus ojos están en otra parte, luciérnagas en la planicie del día, miran a la que ya no soy de vez en cuando recogen palabras que ya sólo te devuelven sin mí al que fuiste en un breve oleaje inesperado quizá en un repentino pasaje cotidiano que apenas te regresa a tus huesos de entonces desaparece y vuelves a tus pies ahora ajeno y en esta savia apenas hay espacio para la que te recorría entonces Siego el poema, la pupila en la que ya no encarna tu luz Postales i carry your heart I Emulación del amor: Se entretejen dos oleajes bajo un paraguas. Afuera la lluvia es lluvia. II Nación de la tarde, nación de las manos: Bagatelas sonámbulas se deslizan como imperdibles en la memoria. El tiempo es un lírico lirio ingrávido. III Exilio en la sonrisa: Abstinencia de brújulas. La sangre late bajo el instante y es el mundo. |
Mexitli López (Guadalajara, 1986). Es licenciada en Letras Hispánicas por la Universidad de Guadalajara. Ha sido correctora y editora independiente de textos en español, así como de la revista Folios. Mantiene activo el blog <lagaleriadelasmagnolias.blogspot.mx>. Actualmente es becaria del Sistema Nacional de Posgrados de Calidad que otorga CONACYT a estudiantes de la maestría en Estudios de Literatura Mexicana de la Universidad de Guadalajara. |