I Encontré la ciudad una noche, nací de inmigrantes que sólo traían algunos desconocidos a los que decidieron llamar familia, que construyeron su casa sobre tierra fértil, educaron a sus hijos con moral extranjera y trataron de ser propios en este lugar. La ciudad no son las calles que llevamos en la memoria, las casas que alguna vez habitamos, los viajes o el regreso. La ciudad es contraste, construcciones antecedentes, movimiento, rostros desconocidos que nos recuerdan que esta ciudad siempre será más ajena que nuestra II Tengo el parentesco de un hombre y una mujer. Un hombre afecto a la destrucción que utilizó las manos para construir pedazos precarios de nuestra casa. Una mujer que decidió criar a sus hijos en el lugar donde su madre nació, en la tierra de la tierra que somos. Un hombre que siempre se preocupó de que sus hijos fueran perseguidos por el tiempo, de poner un reloj en sus muñecas para compartir la responsabilidad de cargar el mundo. Un hombre y una mujer que comenzaron su estirpe sin historia, que se enfrentaron a la vida cotidiana y a dormir por las noches con la conciencia intranquila. Tengo el parentesco de un hombre y una mujer sencillos, su vida no es tema de la poesía. III Vivíamos en una casa de anchas paredes, teníamos la cara limpia y los nudillos impecables. Jugábamos en el patio con el bambú, con las hormigas, con los machetes. Teníamos una noción distinta del tiempo, lo medíamos en razón de las cosas que estaban al alcance de la mano. Teníamos costumbres sencillas, despertábamos por la mañana tranquilos. “Teníamos” es la palabra, el punto de inflexión de nuestra infancia. Teníamos la idea de que nada se pierde por completo, siempre queda un pequeño resabio, la posibilidad de recuperar lo perdido. Teníamos la certeza de conocer el límite preciso de las cosas pero no el alcance de nuestros brazos. Nunca buscamos la herida al arrojar un puño, un machete, al alcanzar una pared, tocar un rostro. Ahora, tenemos cicatrices, el leve recuerdo de que alguna vez vivimos en una casa de anchas paredes y tuvimos la cara limpia y los nudillos impecables.
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J. E. Meneses (Xalapa, Veracruz, 1988). Poeta y traductor. Estudió Lengua y Literaturas Hispánicas en la Universidad Veracruzana. En 2010 formó parte del Curso de Creación para Jóvenes Creadores impartido por la Fundación para las Letras Mexicanas. En 2011 recibió la beca Jóvenes Creadores convocada por el Instituto Veracruzano de la Cultura (IVEC). Actualmente dirige la revista electrónica losingmyage.tumblr.com.
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