Nota preliminar

Defender la literatura es un deber que todos debemos emprender, ya no para salvar
a la humanidad, simplemente para hacer la vida más amena, para darle sentido,
para pensar la eternidad y saber qué hacer el domingo en la tarde,
para poder soñar y para favorecer a la decencia que tanta falta nos hace.
Italo Calvino, Seis propuestas para el próximo milenio


El Twitter fue creado por el estadounidense Jack Dorsey en marzo de 2006. Esta red social de Internet ha ganado popularidad en todo el mundo. Se estima que actualmente tiene más de 200 millones de usuarios y genera más de 65 millones de tweets por día. Un tweet es un texto que tiene una longitud máxima de 140 caracteres; es decir que si los usuarios escribieran en promedio 70 caracteres por tweet, se producirían 4 mil 550 millones de caracteres. El Quijote de La Mancha de Miguel de Cervantes Saavedra tiene 2 millones 59 mil caracteres, por lo que con la enorme cantidad de tweets que se generan en el mundo podrían escribirse diariamente 2 mil 209 libros con la extensión del Quijote.

Utilizar el Twitter como una herramienta para escribir cuentos nos remite necesariamente a las Seis propuestas para el próximo milenio de Italo Calvino; levedad, rapidez, exactitud, visual, saber concluir e iniciar las obras.

Los cinco cuentos breves que a continuación se presentan fueron construidos mediante tweets enviados desde tres diferentes ciudades del mundo a una sola cuenta: @otlazpan.

En el mes de junio de 2010, Jaime Andrés Neira Rosas desde Santiago de Chile (Universidad de La Frontera), Pablo Sandino Morales Chávez desde Auckland, Nueva Zelanda (Universidad de Auckland) y Mario Chávez-Campos desde Morelia, Michoacán, México (Universidad de La Ciénega del Estado de Michoacán), construyeron los cuentos contribuyendo cada uno con un tweet a la vez hasta  completar el tiempo máximo de 15 minutos.

La estructura de los textos refleja con claridad las características de los que se producen en las redes sociales: concisión y contundencia; son bombardeos quirúrgicos que sacuden las emociones del lector.

El propósito de esta publicación es, sobre todo, mostrar el resultado de este interesante ejercicio, en el que tres personas con diversas formaciones profesionales, que viven en realidades completamente diferentes, incluso en latitudes extremas, comparten con los lectores un tejido cibernético de letras que, por supuesto, en ocasiones no respeta la estructura ortodoxa de un cuento, pero que finalmente  provoca goce estético al que  lo lee.

Es importante aclarar que tanto Jaime como Sandino no escriben cuentos profesionalmente, por lo que la experiencia se torna doblemente interesante, porque el estar sentados frente al teclado de una computadora, mirando la pantalla en espera del tweet del compañero, hace explotar su creatividad de una manera muy singular.

Quisimos presentarlos como un todo, sin explicitar qué parte escribió cada quien. Por cuestiones de continuidad y consideración al lector, coincidimos en que producen mucho más impacto presentándolos sin interrupciones.

Los autores
Espacio cibernético, mayo de 2013






Tiro directo

Mientras le apuntaba con el cañón de una .9 mm, supo que por primera vez la selección mexicana de futbol le había ganado a Francia.1

La miró sentada en una silla, amarrada de pies y manos; ella escuchaba la algarabía de las porras en la tele sin poder moverse y orinada del miedo.

“¡A güevo!, primero el Chicharito,2 luego el Cuau3 y ahora me toca a mí. Ya valiste”.

Se imaginó parado en el punto penal, estirando la pierna y listo para disparar el mejor tiro directo a la frente. De reojo miró el espejo de la pared para corregir la postura. Con el trapo amarrado en la boca, ella gruñe algo indescifrable, y llora.

Como él estaba de buenas, aflojó la mordaza para que pudiera hablar:

“Con esa panza seguro que fallas. ¿Le vas al América?”.

La ofensa le dolió en el pecho. ¿En qué lo notaría? En su peinado de raya al lado, en la cantidad de gel.

Le acercó el cañón a los labios.

“No chingues güera, que te vas para el otro lado de la frontera de un madrazo. Queriendo o no queriendo, con carga o sin carga, me cai eh”.

Se detuvo a pensarlo un instante; matar a una mujer amarrada era como meter un gol con la espalda y en offside.

Se fajó la pistola en la cintura. De la bolsa de su pantalón sacó una navaja. Se acercó a ella y cortó las amarras.

Que ruede el balón.

Adolorida y asustada trató de pensar rápido. Respiró profundo y evitó mirarlo. Por la ventana se escucha el llanto de un niño que la distrae. Como un rayo pasó por su mente el arma que siempre guardaba debajo de la almohada.

“El pendejo éste no sabe que hoy juega de visitante”.

Estaba en tiro directo y sin barrera. Ágilmente tomó la Beretta con la mano izquierda.

“Que lástima que ya no verás el México-Uruguay”.4

Disparó.

(1256 caracteres/ 9 tweets)




¿La venganza es dulce?

“No sé por qué dicen que la venganza es bien gacha, si yo cuando me vengo siento bien bonito”, dijo el hombre cuarentón de sombrero mexicano.

Otra cosa que no le cuadraba era eso que decían que la venganza era mejor cuando se servía en frío.

Sabía que no era bueno con las mujeres, por eso seguido fanfarroneaba de sus dotes amatorias. Dime de qué te ufanas y sabré que te falta...

Miró tímido a la jovencita que, llena de carnes, aparentaba una banderilla de salchicha alemana, lista para hincarle el diente.

“¿Qué pasó mi chava?”, intentó primero buscarle conversación a ver si lograba olvidar sus temores.

Mientras preguntaba se quitó el sombrero y lo puso a girar, como balón de basquetbol, sobre su dedo índice.

“¿Conoces Nueva Zelanda?”, presumió.

Él, había estado por allá un par de ocasiones; trabajar en la Marina Mercante le había permitido conocer casi todo el mundo.

“¿Nueva qué...?”, dijo ella, que estaba más pendiente del reloj que avanzaba que de los viajes del cliente de turno.

La respuesta lo desconcentró y el sombrero salió despedido como disco de baquelita. Miró su dedo desnudo y firme y sus temores aumentaron. Supo que no podría impresionarla en la cama, y como ella tampoco distinguía el Polo Norte del Polo Sur, tampoco podría impresionarla con sus cuentos.

“¿Entonces señor, hacemos algo o nos conversamos unas chelas?”.

El dedo índice se le dobló involuntariamente. Esta vez no habría venganza.

(1206 caracteres/8 tweets)




De vampiros

Las cosas ya nunca serían como antes. Lo pensaba mientras se bebía un frasco de salsa de tomate con un vampiro en la etiqueta. Apachurrable. La terraza del centro comercial ya estaba semivacía, y el horizonte gris de la ciudad apenas permitía asomar la silueta de un cerro.

“Pinches humanos, primero el sida y ahora el swine flu”.

Tendría que conformarse con comida enlatada, era imposible conseguir humanos sanos. Bajó por las escaleras eléctricas y se detuvo en el mostrador de libros, por lo menos una decena hablaban de vampiros.

Estaba de moda.

A su izquierda dos muchachas de largas botas y pelo negro murmuraban algo sobre historias de Transilvania. El maquillaje delataba sus opciones.

“¿Tons qué mis reinas? ¿Quieren divertirse? Aquí tienen un ejemplar mejor que cualquiera que aparezca en esos libros.

En pose estudiada cruzó con sus manos las solapas del  saco y les mostró unos relucientes caninos que impresionaban a cualquiera.

Eso creía.

Las muchachas rápido intercambiaron miradas, lo examinan de arriba a abajo. Se miran entre ellas y deslizan un “pssse, girando el rostro.

Deciden aceptar la invitación.

Durante el trayecto a casa todos se siguen examinando mutuamente. A ellas les intrigaba por qué demonios su compañero parecía más hambriento que excitado.

La habitación esperaba impaciente. La más joven y generosa quiso darle un obsequio. Se desprendió de una cruz de plata y le dio un beso.

El vampiro cayó fulminado.

(1211 caracteres/ 8 tweets)




Cacería

A más no haber el hombre blandió el cuchillo cebollero. Las luces de las velas se reflejaron con violencia en la impecable hoja de acero. Rasguñan la ventana de la cocina las ramas de un abedul que se cimbra con el viento.

“¡Puta madre! el viento seguramente traerá lluvia y relámpagos, y yo corriendo con un cuchillo, listo para hacerle un regalito al Zeus”.

El Zeus era un corpulento mastín inglés, tan negro como los presagios que revoloteaban en su cabeza como insectos encandilados por un farol.

Temió que la mezcla del ruido de insectos y la baba colgando de las fauces de Zeus fueran malos augurios para el próximo que tocara a la puerta.

Y seguro que lo eran.

Al que se acercara a la puerta había que enfriarlo, y luego dárselo al Zeus para la cena.

“Tranquilo papá, ahí viene ya la comida”.

Se imaginó cortando al extraño visitante en pedacitos. El frío congeló su mano derecha, que estoicamente mantenía levantada lista para embestir.

Pasaban los minutos y nadie tocaba. La baba de Zeus se transformaba en gruñidos impacientes, los ruidos de la calle se alejaban.

Una vela se apagó.

“Ni modo mi Zeus, vamos a tener que ir de cacería. Ni modo que te quedes sin cenar y yo como un tonto con el cuchillo afilado”.

Era el momento.

Había que terminar.

Inspiró sólo una vez más y se acercó a la puerta. Quitó el seguro, dio unos pasos atrás y gritó.

“Entra mi amor”.

(1126 caracteres/ 8 tweets)




Oráculo

Oráculo era dramático hasta en el diminutivo de su nombre.

Por eso cuando le preguntaron por el fin del mundo se imaginó en un paisaje alejado. La mente se le llenó de grises, brumas, olores fétidamente desconocidos, y ruinas de todo tipo.

Estaba seguro que era el final. De ésta ni el Brus Uilis nos salva, pensaba. Le inquietaba saber la forma en la que todos acabaríamos.  Se mesó su bigote ralo y se contempló en el espejo; quería asegurarse que estaba listo para el colofón de su vida.

Afuera el viento soplaba, sintió deseos de hablar con alguien, de saber qué estaban sintiendo otros, en particular ella... desde la ventana recibió un golpe de frío.

Tal vez ahora, en que literalmente no había mañana, se atrevería a preguntarle ¿por qué chingados lo había engañado?  Pintó con su dedo gordo un círculo en el vaho del cristal. Pegó su cara  buscándola en el vacío y apretó el diminutivo de su nombre.

Llovía.

¿Quién sabe dónde estaría ella? ¿Qué paisaje podría mirar? ¿Todo acabaría de la misma forma en todas partes?

Cómo hablarle, decirle lo correcto.

Por fin llegaba la hora, los zombis salían ya de la tierra y la lluvia era tan ácida como en la última cita. 

En una crisis de pánico dio un piñazo al cristal, el agua tocó sus manos y sus dedos se volvieron gelatina.

Ya no alcanzó a pensar, no pudo mirar la Nada que llegaba desde afuera, el rostro de ella se transformaba en una mancha violácea sin sentido. Pero sí alcanzó a decir:

“Ojalá y te coman despacito los zombis... que desde que me engañaste llevo cinco años consumiéndome”.

El hombre abrió los ojos, frente a él una mujer rolliza le decía:

“Culito mi amor, culito, despierta, otra vez con tus desatinos.”

(1374 caracteres/ 10 tweets)


 

Ilustraciones:
Víctor Adame Minguez, Escuela Popular de Bellas Artes
Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo


1 Se refiere al juego en el que la selección de México derrotó por 2 goles a 0 a su similar de Francia, el 17 de junio de 2010, durante el Mundial de Futbol realizado en Sudáfrica.

2 Javier Hernández Balcazar, “El Chicharito”, es un jugador de la selección mexicana de futbol, nacido el 1º de junio de 1988.

3 Cuauhtémoc Blanco Bravo, jugador de la selección mexicana de futbol, nacido el 17 de enero de 1973.

4 Luego de ganarle a Francia, la selección mexicana de futbol se enfrentó en octavos de final a la selección de Uruguay. En este encuentro México perdió 1 por 0.


Mario Chávez-Campos (México, 1968). Es médico ecografista por la UNAM. Ha sido becario del Consejo Estatal para la Cultura y las Artes  del estado de Hidalgo (CECAH) en el área de cuento y novela y en el 2003 fue considerado Creador con Trayectoria. Su trabajo en las comunidades rurales lo llevó a escribir el ensayo Medicina Tradicional y Resistencia Cultural, proyecto ganador del Programa de Apoyo a las Culturas Municipales y Comunitarias (Pacmyc) en 1999 y que forma parte del catálogo de libros del programa. Una de Vaqueros (2000) es su primer título publicado por el CECAH y forma parte de la colección de escritores noveles de América Latina de la biblioteca Chappel Hill de la Universidad de Carolina del Norte. Muros de Sed (De raíces, fronteras y otros espejismos) es su más reciente novela y en su primera edición fue impresa por la Secretaría de Cultura de Michoacán (SECUM) en 2007. En 2008 el consejo editorial de la SECUM publicó su libro de cuentos De cautivadoras a cautivas. En marzo de 2011 y bajo el sello editorial Pelicanus y del Colectivo de Trabajadores del Arte y la Cultura de Michoacán, A.C. publicó el testimonio Gerardo, morir en los sistemas de salud en México.

Pablo Sandino Morales Chávez (Ciudad de México, 1979). Es licenciado en Matemáticas por la UNAM, maestro en Ciencias por el IPN y doctor en Ciencias de la Computación por la Universidad de Auckland, Nueva Zelanda donde radica actualmente.

Jaime Andrés Neira Rozas (Chile). Es médico cirujano y maestro en Medicina social. Se desempeña como médico asesor en el Departamento de Estadísticas y Epidemiología del Servicio de Salud Araucania Sur de la Universidad de la Frontera en Temuco, Chile.


Víctor Adame Minguez (Ciudad de México, 1988). Licenciado en Artes Visuales por la Escuela Popular de Bellas Artes, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo. Ha participado en diversas exposiciones colectivas como la Muestra Artística Equinoccio 2009 en Guanajuato y la Feria de Arte 2009 en Morelia. Sus exposiciones Epónimo y Anacronismo fueron presentadas en Morelia. Fue seleccionado en la primera edición del Concurso de Artes Plásticas Gráficas Dr. Alfonso Pérez Romo, así como en la primera Bienal de Pintura Atanasio Monroy, y recibió una mención honorífica en la categoría de pintura menores de 35 años con la obra “De mi necesidad por conocer vi como el día creó la noche” dentro del XIV Encuentro de Pintura & Estampa Efraín Vargas en Morelia. Actualmente trabaja como ilustrador freelance.

 

 

Punto en Línea, año 16, núm. 110, abril-mayo 2024

Punto en Línea es una publicación bimestral editada por la Universidad Nacional Autónoma de México,
Ciudad Universitaria, delegación Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México, a través de la Dirección de Literatura, Zona Administrativa Exterior, edificio C, 3er piso,
Ciudad Universitaria, Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México, teléfonos (55) 56 22 62 40 y (55) 56 65 04 19,
http://www.puntoenlinea.unam.mx, puntoenlinea@gmail.com

Editora responsable: Carmina Estrada. Reserva de Derechos al uso exclusivo núm. 04-2016-021709580700-203, ISSN: 2007-4514.
Responsable de la última actualización de este número, Dirección de Literatura, Silvia Elisa Aguilar Funes,
Zona Administrativa Exterior, edificio C, 1er piso, Ciudad Universitaria, Coyoacán, C.P. 04510, Ciudad de México,
fecha de la última modificación 10 de abril de 2024.

La responsabilidad de los textos publicados en Punto en Línea recae exclusivamente en sus autores y su contenido no refleja necesariamente el criterio de la institución.
Se autoriza la reproducción total o parcial de los textos aquí publicados siempre y cuando se cite la fuente completa y la dirección electrónica de la publicación.