Tratando de hacer ligas con el infinito. Mientras más ligas más vacío.
Josefina Araiza Tokumasu
I
Yo soy un hombre,
este es un barco,
tú nos inundas a ambos.
No hay partícula en este mundo simple
que no se doblegue ante ti;
si pudiera ver el interior de mi mente
sólo advertiría una nada
que oscila entre tus piélagos.
Yo soy un hombre
y tú eres todo
pero no más que un simple mar,
una partícula más;
aberración del universo infinito
a la que me encuentro unido,
irremediablemente.
II
Con la humanidad en las manos,
transito en el umbral de la muerte
los caminos del habla,
las preguntas.
Astrónomos y filósofos han trazado la ruta:
aquel que la sigue,
termina abandonado en la inmensidad del cosmos
avistando la humanidad que lleva consigo
como algo muy simple,
algo muy pequeño
que se despeña en el vacío.
Cuando era niño
me daban miedo las palabras;
ahora no las puedo evitar.
III
No es extraño
que a alguien como a mí
le dé por pensar en la inmensidad del cosmos.
Si muero, me acompañará la idea
de que abracé el todo en una frase.
IV
Estamos atrapados,
lo sé:
tu destino es oscilar
y el mío perecer.
Oscilarán otros astros
y tú también perecerás;
tendrás tu propio naufragio:
la luz inundará cada pedazo
de tu ser,
hasta desvanecerte.
V
Te volverás una luz ardiente.
Lo que ahora es colisión de aguas,
fusión caótica de líneas líquidas,
será temporal de fuego,
espuma de lumbre,
roca fluida,
No serás lo que eres.
Temerás, como lo hago yo ahora,
a otras partículas más aberrantes
de este universo simple.
VI
Al final quedará el polvo.
Tal vez
(sólo especulo)
algún día
(¿tendrá sentido hablar de días entonces?)
comenzará otra guerra de partículas.
Nacerá una nueva aberración
(¿mar de lava?, ¿mar de gas?, ¿mar de materia no conocida?).
Imagino a un futuro navegante
(un algo)
conteniendo esos desconocidos embates.
Pero sé, sin equivocación,
que al final
volverá a quedar el polvo.
VII
No tiene sentido hablar del agua,
de la luz, del tiempo,
sólo de la oscilación del polvo.
Ahora lo entiendo,
este es mi último pensamiento:
a quien atrape la inmensidad del cosmos,
se le escurrirá, suavemente, un polvo entre las manos.
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