Donde (lo digno) Mi padre tiende vientos a su altura, mitad hombre ante los huecos del suelo, a todo corazón pide una hechura, mi padre en su palpar anduvo enfermo. De la ciudad conserva una pintura, en sus cuadros sin lágrima le duelo, tiene su casa agotada fractura; cuenta algo diferente mientras duermo. Dilata su vida a incierto destino, mi padre arregla su puta fortuna, con el alma afila temible espada, también cansado, valiente marino; la urbe siempre lo espera oportuna mi padre trae la ciudad en la espalda. Caramelo El corazón se hiere más que las manos se viste de blanco lo único que percibe es a ti raro elemento descubres el borde de mi pulso mis susurros y evaporaciones. nadé tras el surco del silencio más impío tú en la aldaba trastornas la idea del agua erizas el púrpura sentido escribes para brotar como un anémico garabato un bosquejo de viejo hombre con su reflexión casi ínfima todo es pánico en nuestro transplante efímero sosiego ya sabes: purifícame estos pulmones rotos yo te agrieto la calle
—sólo si quieres seguir avanzando
— ¿nos trenzamos? porque a veces logramos anclar dos relámpagos se nos forma una apoplejía reconstruimos el tiempo dejamos que las miradas entren por la boca contemplamos una estrella todavía inmadura Un sueño permanece. Correspondencia de metamorfa Aquí torbellino diáfano, el cuerpo profundo que se mira tormenta, quitado de su olvido cruje, esquila, se enciende en el músculo como desnudez; espera llegar su retrato mis ojos. Aquí, con la piel en presente, me arrojo al viento ajeno; caigo mundo entero, altas tempestades levanto Futuro Inmediato Cede un regreso muerto de tanto adiós, tatuaje de brizna y escupitajo, labio amargo de ondas leves, restos de relámpago sobre la mesa. Cicatriz devuelta nube, quieta, mi cabeza descansa con el arrepentimiento, con los dedos impacientes, con la entraña de la brisa… lloverá… Este regreso puede esperar donde el tiempo no pasa, para que no suceda nunca. Desintegrarte Este repaso tiene la edad de viejas estelas, porque camina poseído, porque le falta casa, porque agita tu rostro; extirpa tumores ajenos, te quita la forma de cuerpo, somete tus pies para regresar, de nuevo, a donde sea que vengas.
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