A manera de epílogo
Una manera de medir el pulso del arte es a través de las revistas; sobran ejemplos que lo demuestren en la historia cultural de México y otros países. Por esa razón, las publicaciones y espacios abiertos para la creación emergente son tan importantes. Para cualquier artista, una convocatoria para publicar puede ser una oportunidad importante para su carrera. Las primeras veces no es fácil proponer —casi diríamos exponer— el trabajo propio ante ojos extraños. ¿Quiénes van a leer lo que escribimos? ¿Cuánto tardarán en responder? ¿Qué pasa si rechazan mi propuesta?
Formar parte de la revista Punto en Línea, perteneciente al enorme proyecto de Punto de Partida, me ha permitido durante casi dos años leer y releer —o ver y revisar— cientos de propuestas literarias y visuales, acercarme a artistas de distintas generaciones (principalmente, más jóvenes que la mía), emocionarme y apreciar, como un mural en la inmensa pared del internet, la vitalidad, la energía, la pasión y la entrega de una parte del arte que se está haciendo hoy en los diferentes estados de nuestro país y, en ocasiones, en otras latitudes.
Leer a lxs demás, escucharlxs, procurar lo mejor para sus obras. Todo el maravilloso equipo con el que tuve el privilegio de trabajar, todxs los artistas y todas las personas que envían una propuesta hacen posible que Punto en Línea sea más que una revista: un lugar de encuentro y diálogo, de posibilidades y de nuevas ideas. Porque eso también mide el pulso del arte: las conversaciones, los distintos puntos de vista y el interés y la sinceridad de querer compartir con otrxs quién soy y lo que pienso… Lo demás, nos recuerda un poeta, sólo es literatura. Que los números venideros sean igual de propositivos, impecables y, sobre todo, honestos como lo han sido desde su primera edición en 2007. Hoy debe despedirse un colaborador, pero saluda, siempre entusiasta, este fiel lector de la revista. Gracias por tanto, Punto en Línea.
Fabián Espejel