ATALANTE / octubre-noviembre 2022 / No. 101
 

Users, de Natalia Almada




Users
Natalia Almada
Estados Unidos, 2021, 81 min.




 

Cunas automatizadas, arterias artificiales y microscópicos tubos de fertilización. Plantas de reciclaje, terrenos repletos de paneles solares y extensas infraestructuras con cultivos artificiales. Aviones y trenes en impecables y ondulantes carreteras y distribuidores viales. Computadoras, pantallas, escáneres y veloces discos duros. Máquinas casi vivas y orgullosas de su hipotética perfección. Anticipaciones sonorizadas de aquello que podríamos ser. Tecnologías diminutas y cotidianas, y monumentales y extrañas con fisonomías demasiado humanas. Artilugios cuya profunda semejanza con sus creadores revela precisamente la falibilidad de su fiabilidad; la imperfección de su perfección. Mecanismos indudablemente fascinantes, aunque inmersos en paradojas pues propician la pérdida de la experiencia directa o prometen el absurdo de la compañía sin humanidad. Dispositivos inmersos en un planeta más vasto en el que agua, fuego y tiempo son gigantescos animales indóciles que descubren a la naturaleza como la forma suprema de la máquina.

Para propiciar una interlocución entre los roles de cineasta y madre, Natalia Almada (Ciudad de México, 1974) decidió rodar un ensayo fílmico que visualizara cómo podría ser el entorno en que vivirán sus hijos cuando ella ya no esté. En la línea de producciones como Silica (Pia Borg, 2017) y Frem (Viera Čakányová, 2020), Usuarios (Users) combina la sensación atmosférica de la ciencia ficción con el documental reflexivo. Desde un futuro sugerido, la voz cibernética de una madre habla sobre las tecnologías que acompañan las rutinas del presente para comprender si sus hijos apreciarán más la perfección de sus dispositivos tecnológicos o la imperfección de su madre. El resultado es una audiovisualidad inmersiva e interrogativa, desprovista de afirmaciones terminantes, cuyas imágenes muestran implicaciones favorables y desfavorables de los ambientes tecnologizados al tiempo que sugieren que todo lo viviente, como el ser humano, es usuario de la tierra.

El cuarto largometraje documental de la directora de El general (2009) presenta un collage de imágenes de tecnologías, manifestaciones de la naturaleza y viñetas de la experiencia de sus propios hijos con ambas entidades. Con base en estos materiales, la edición articula una interacción entre lo íntimo-cotidiano y lo global-extraordinario mediante un estilo que acude a una serie de variaciones de perspectiva y escala, provistas por la idílica cinefotografía de Bennett Cerf, que resultan más relevantes que la palabra. Antes que enunciar ideas acabadas y coherentes mediante la voz en off, Usuarios delega su capacidad de significación a la audiovisualidad en un ejercicio que constituye un auténtico ensayo pues se trata de una meditación sin respuestas definitivas sobre el rol de la maternidad en un contexto hipertecnologizado. Para proyectar el futuro, Almada plantea una pregunta acerca del presente y su voz no brinda una respuesta explícita, pero sus imágenes visualizan escenarios que imaginan cómo podría ser el tiempo que viene.

Más allá de su hibridación contemporánea (el sci-fi y el documental), la apuesta por la inmersión audiovisual sitúa a Usuarios entre las películas que, desde Koyaanisqatsi (Godfrey Reggio, 1982) y Baraka (Ron Fricke, 1992) hasta Homo Sapiens (Nikolaus Geyrhalter, 2016), recurren al potencial de sensorialidad del cine para abordar temas universales como la relación entre humanidad, naturaleza, tecnología y tiempo. Si bien el filme no presenta argumentos explícitos, consigue en cambio un flujo de composiciones envolventes cuyos materiales no entorpecen la continuidad, además de que éstos suscitan una experiencia visual y emotiva. La voz de Almada no recurre a la técnica documental habitual pues combina lo expositivo, lo interrogativo y lo experimental para formular temáticas y preguntas que convocan a la audiencia a reflexionar en segmentos cuyos planos tienen la duración idónea para la observación y la meditación.

Otra dimensión de la sensorialidad de Usuarios que constituye una experiencia valiosa sobre todo en la sala cinematográfica es el diseño sonoro y la música de Dave Cerf. Bajo la interpretación del legendario Kronos Quartet, el cual cuenta con 48 trabajos de soundtrack para cine, televisión y video, los paisajes sonoros parten de un leitmotiv con dos notas en violín para transitar por atmósferas emotivas, inquietantes o inciertas realmente inmersivas como el acompañamiento en travelling de un tren que crea la impresión de un heraldo nocturno. Incluso la premisa de la perfección-imperfección dispuesta desde la pregunta base del guion está materializada en la sonoridad, pues la música combina materiales digitales con instrumentos. Con estos recursos, el filme concreta una mezcla en la que coexisten equilibradamente sonidos directos intensificados, timbres digitales, voces y efectos que dan lugar a una audiovisión consistente y conmovedora.

Rodado antes de la pandemia cuando los hijos de la directora contaban con tres meses y dos años de edad respectivamente, Usuarios fue programada en festivales como Sitges, Morelia y Los Cabos. Además, en la edición 2021 del Festival de Cine de Sundance mereció el premio a mejor dirección documental. Según la propia directora, esta película se distingue de sus trabajos previos porque aborda un tema general en lugar de focalizarse en temáticas situadas en México. A pesar de ello, se trata de una producción fuertemente vinculada con su contexto inmediato ya que Almada vive en San Francisco y allí ha encontrado una comunidad vinculada laboral y socialmente con las tecnologías. Es por ello que el trasfondo conceptual de su propuesta se vincula con en el pensamiento de Shery Turkle quien, desde el MIT, ha estudiado el advenimiento de la actual era digital antes de su consolidación y ha advertido, en obras como Alone Together (2011), que el apego a las máquinas podría reemplazar las relaciones humanas directas toda vez que podría perderse nuestra posibilidad de conversar.

Aproximación íntima y colectiva simultáneamente, Usuarios podría percibirse como una especie de intercambio epistolar de una madre con sus hijos. Sin embargo, antes que una carta cinematográfica, esta pieza tiene un rol más bien cercano al de una cápsula del tiempo. Es por ello que el guion juega a hablar del presente como pasado. Hay una secuencia en que Almada revela su propia fisonomía en la sala de producción sonora para convocarnos a un experimento en el que graba su voz para incorporarla a un programa de inteligencia artificial. En un nuevo motivo vinculado con la cultura de la ciencia ficción, la secuencia alude a un futuro posible en el que su ausencia sería remediada por el registro de su voz de modo que sus hijos nunca perderían de su compañía. En el caso de un filme cuya poética ya no es novedosa si se vincula con los antecedentes ya citados de su estilo, la idea de mezclar lo sensorial con lo experimental otorga singularidad a una reflexión audiovisual que se preocupa por la prevalencia de las relaciones humanas directas.

En Usuarios, además de una visualidad capaz de sorprender con perspectivas imprevisibles o paisajes sonoros profundos, prevalece una edición que balancea la inmovilidad con la movilidad en una colección de secuencias que concatenan motivos tecnológicos con motivos de naturaleza. Es un sumario audiovisualmente equilibrado e inmersivo de campos vacíos por los que, sin la voz de la realizadora o la presencia esporádica de escenas de crecimiento de sus hijos, se podría pensar en un mundo sin seres humanos a la manera del largometraje sensorial de Viera Čakányová (Frem, 2020). Una de las tesis del filme subyace en la aparición ocasional y meditada de los niños cada vez que están frente a una pantalla para que descubramos su curiosidad o su involucramiento, o para que veamos su experiencia con la naturaleza. Estas imágenes expresan una paradoja sustancial de la era tecnológica: la promesa de más conectividad que, en cambio, ha implicado menos conversación. La paradoja, también, de que la experiencia directa podría resultar irremplazable cuando la despojamos de nuestros dispositivos tao y como advertimos en una caminata concluyente, repleta de sonrisas, de un niño por las arenas de la costa californiana.

En una de sus reflexiones sobre las derivas de la era tecnológica, Neil Postman sugirió que no solamente debíamos preguntar qué hace la tecnología, sino que también debíamos indagar qué es lo que ésta deshace. Bajo esta concepción, el autor de Tecnópolis (1992) advirtió que toda tecnología produce cambios sistémicos por lo que implica costos culturales. Entre las imágenes de Usuarios hay algunas constantes que no es posible pasar por alto: entornos poblados de máquinas o dispositivos sin la presencia de humanos o fisonomías de niños que interactúan en soledad con pantallas que no podemos ver. También vemos manifestaciones incontrolables de la naturaleza como la sequía y los incendios. Sin que el montaje establezca un nexo causal entre estas instancias, su registro aporta motivos que conducen a pensar que el precio cultural de la humanidad tecnologizada es la pérdida de la convivencia no mediada y la certeza de que el desbalance que padece el medio ambiente, originado en gran medida por la intervención y el uso excesivos del ser humano, no puede ser controlado ni siquiera con los más recientes avances tecnológicos. En ello reside una de las tesis visuales de este documental: la profunda semejanza entre naturaleza y tecnología. Más aún, la certeza, entre tanta incertidumbre con forma de pregunta, de los ciclos aparentemente equilibrados que rigen el principio y el fin de todo lo existente.



 



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Rodrigo Martínez Martínez. Es docente, investigador y editor. Ha impartido asignaturas, cursos y módulos de cine y de análisis audiovisual en la UNAM, la UAM, la UACM y en la escuela de cine Arte7. Ha participado en coloquios, encuentros y congresos ALED, AMIC, SEPANCINE y SUAC, así como en las dos primeras ediciones del Encuentro Internacional de Investigadores de Cine Mexicano e Iberoamericano de la Cineteca Nacional. Colabora periódicamente con las revistas Icónica y F.I.L.M.E. Sus líneas de trabajo son cultura, poética y sociología del cine. Es autor del libro Cine y forma. Fundamentos para conjeturar la visualidad fílmica (UAM-C, Filmoteca UNAM, 2019) y ha publicado capítulos de análisis cinematográfico en Cine digital y teoría del autor. Reflexiones semióticas y estéticas de la autoría en la era de Emmanuel Lubezki (2019), Fragmentario de la comunicación rupestre V. Arte y comunicación (2022) y Miradas transdisciplinarias. Nuevos acercamientos al arte cinematográfico (2023). Letterboxd: Rodrigo.

 

Punto en Línea, año 16, núm. 110, abril-mayo 2024

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