bienvenido a casa
A esta casa le hace falta algo.
Sí, el mar, dices.
MOISÉS VACA
en las profundidades de los puertos los ahogados se convierten en un cimiento
de piedra en obra negra y en la mismidad de su fondo
construyen otro puerto
que bien puede ser la casa donde navegan sin irse para siempre alma náutica
ésta es una prueba de que no todos poseemos una valentía en acorde mayor
para irnos para siempre
no todos los ahogados viven en los puertos
no sé regresar a casa y aceptar que faltan más años
es mejor permitirle a mi belleza que por fin se ahogue y me endurezca
es mejor erguir mi miedo en casa como un acto de salvación
éstas son las piedras que encontré antes de perder el rumbo
y en dado caso son también mi amuleto
el acto de fe que me regresa
a los restos de la matanza en mi memoria
éstas son las instrucciones:
un ahogado debe inundar su casa para ensayar su puerto
y sumergirse con piedras
solo así expande la música que escucha
cuando recuerda las veces que no se volvió piedra
que no tuvo la valentía para tocar fondo
un ahogado va en retroceso hacia sus cartas en la arena
la infancia tirada por la borda
ésta es la manera en que un ahogado aprende a surcar su dolor
con el pretexto de construirse una casa de algas
donde las cartas sean suficientes
2020
abran el miedo
es complicado
un naufragio al ras
de su estruendo
en la arena
lo profundo del mar viene a entregarme
el niño ahogado
que fui
ésta es mi herencia
una isla de parásitos
un parásito perdido en esta casa
que está a punto de hundir
la casa
no quiere irse para siempre
abran las cartas
alma náutica
no soy un gran hombre
soy un minúsculo nadador
un hombre sabría reconocerse
pero soy mi propia casa
de su recuerdo al fondo
A lo largo de estos poemas se exploran los versos de Javier Raya: “Alma náutica, en esta casa/ Siempre vive alguien/ Que está a punto de irse para siempre”.