Trozos de mercurio
Una pensión en Valparaíso una cama una mesa y dos sillas tengo a John Milton sobre la taza del baño estoy bebiendo lo que queda de la tarde he escrito cosas mientras estaba borracha que me parecen bien espero a mi amiga del cerro Barón para que me recoja despacito como trozos de mercurio y me lleve a comer algo en un restaurant donde haya wurlitzer porque quiero escuchar esa canción de Bob Dylan todo lo que me resta de vida La misma noche A nadie le importó quién se iba primero o quién pagaba la cuenta de estos cuatro meses jamás beberemos tanto como entonces ni tendremos la sensación de ser tan felices teníamos el corazón tan cargado que nos arrastrábamos como imanes a la misma noche a la misma mesa al mismo vacío que no podíamos dejar y nos dolía tanto al mismo flamenco teñido de apareamiento que caía seco en las sillas plásticas del bar al mismo engaño que jamás fue sino el pliegue de una mirada en dirección a la misma lejanía al mismo espacio inconsolable que era también la única forma de entrega Doméstica Esta primavera he comenzado a hacer mi cama todas las mañanas después de levantarme Busco domesticarme con pequeños rituales lavar platos pagar cuentas hacer el desayuno almuerzo once y cena Busco la manera perfecta de arreglar mi cabello y de hacer aeróbicos en el gimnasio todo para verte desde lejos y engañarme con que mi vida ya no se escribe hacia abajo que ya no es un verso largo y menos un poema
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