Casa (vía unitiva) Comprar una casa después de disputársela a los otros compradores. Reunirse alrededor del fuego a disfrutar de los pedazos compartidos de la presa. Comentar la caza, amueblarla: ordenar los muebles de acuerdo a ciertas categorías que nadie ha mencionado, una disposición que sólo los adultos del hogar mencionan casi de rebote, cuando están hablando de otros temas y deslizan en un par de comentarios las decisiones más importantes, las huellas que van a seguir por el bosque, las armas a utilizar, las que tendrán que prender el fuego para la carne una vez que los planos estén terminados y se hayan mandado a pedir los materiales: para darle a la casa alcance. Para un cadáver insepulto (a los testigos) No estás tomando demasiado? Yo creo que estás tomando demasiado. Qué significa wanton? ¿ponemos los Cure o The Police? ¿te queda algo? No, a esta hora no, demás que nos cuelgan. De aquí a la botillería no llegamos. De aquí a la botillería no llegamos, repetí. La del estribo era el título de un cuento. Pero entonces préstame ese libro. Puta, no podíh ser tan ganador poh h’ón. Vamos al Mulato. Al Galindo. Al Lagar. Y viene la Daniela? Y el Chico? Y la Anna Ajmàtova, viene con sus hijos? Estaremos como de costumbre en compañía de actores? Y quiénes serán los grandes invitados? No cambies el tema, por favor no cambies el tema. Ojo que fue así durante años. La tradición y el talento individual (vía descriptiva) Diez años después vi a Charlie Berstein y no le pedí una firma. Diez años después fui al mismo café donde no hablé con nadie, salvo la cajera que me agradeció la propina (diez años atrás no había dejado nada: he ahí una década. Diez años después visité los mismos edificios para ver si habían ganado peso y les dolían las rodillas al caminar y en la intersección de Houston y Lafayette se apoyaban con sutileza para que nadie lo notara en los postes del alumbrado público porque el dolor de espalda se les hacía insoportable. Una década en que Rothemberg ni siquiera ha envejecido, encorvado y lleno de canas, con la voz que en ocasiones apenas se sostiene a sí misma, el anciano de un metro cincuenta capaz de comerse el escenario y hacer lo que quisiera con los embobados niuyorkinos ávidos de etnopoiesis y de autores mexicanos bailando en la tarima y en inglés, diez veces muertos y cien mil veces resucitados debido a las buenas conciencias y sus semanarios tercermundistas. La ropa sucia se lava en casa, pendejo le gritamos no sin gratitud: diez años después de habernos despedido. Mutatis mutandis Tengo cuarenta y dos años y creo que va a ser así desde ahora en adelante. Sin embargo sigo recordando cuando nos llevaban a veranear a la estación de ferrocarriles donde los trenes siempre pasaban de largo pero a mí me hacían saludar a los pasajeros obligados también a saludarme, eso es lo último que recuerdo, estar de pie en la puerta de la casa saludando a gente que no alcanzaba a ver porque el tren pasaba demasiado rápido ningún conductor se hubiera detenido en ese pueblo sin mapuches ni glamour. El paraíso perdido comenzaba más abajo, lo único sagrado de ese lugar es la forma en que mis primas quedaban siempre embarazadas una tras otra empezaban a engordar hasta que alguien se acercaba a mi oído. Hoy en día se preocupan de sus hijas más de lo que se preocupaban en ese entonces. Pero tengo cuarenta y dos y solamente puedo hablar en este idioma. Tengo cuarenta y dos. El problema es que me entiendan. Fábula pero verdad El mejor poeta de España ha sido reintegrado a su trabajo. Después de meses de cesantía y demandas sindicales, el mejor poeta de España que ha cumplido más de cincuenta y vive al sur del país con muchísimo calor y una hija en recientes nupcias, después de no saber muy bien lo que le esperaba, ha sido reintegrado recientemente a su trabajo y los meses que estuvo sentado en su casa leyendo el periódico a mediodía, mientras demandaba en la dirección del trabajo a sus antiguos empleadores, le serán cancelados de manera retroactiva, como dote para la recién desposada. El mejor poeta de España que durante años fue vigilante en un supermercado de una cadena perteneciente a otro país, ahora ha vuelto a trabajar en lo que antes trabajaba y sus compañeros han celebrado su reintegro brindando con él aunque ahora sea abstemio y el sindicato haya logrado que lo reintegren en momentos cuando pocos, o nadie, han podido recuperar su trabajo allá en España, pero en el sur del país donde hace muchísimo calor el mejor poeta de la península ibérica cumplidos ya el medio siglo y una hija fuera del hogar ha vuelto a convertirse en el vigilante del supermercado ubicado a media cuadra de su hogar. Me llamo Andrés Vázquez Gloria (no confundir) Hace cincuenta días me tienen aquí en el pozo y un gordo marica se desviste mientras avanza con una máquina de afeitar para resarcirse con el vello de mi cara, con mis guedejas: una vez en frente mío, baja sus pantalones y se sienta sobre mi rostro mientras me asfixio, sus compinches gozan agarrándome de los brazos y una vez satisfecho, el estilista de los condenados comienza a trabajar sobre el lado derecho de mi cráneo, que rasura por completo. El otro es para la próxima semana, papito, agrega mientras repite su coreografía de elefante rosa y posmoderno: sé que todo esto suena al guión de una película de clase B, como los poemas de mis queridos poetas de los ochentas. Si no me hubiera pasado, tampoco lo creería y escribiría sobre mi exilio en Iowa City y esas ganas de acostarme con mis alumnas que nunca me pescaron ni en bajada: no faltó la que llorando hasta mi celda de monje que no ha hecho los votos llegó pidiéndome clemencia apelando a lo magnánimo que pudiera quedar en mí, vi en sus ojos que era el diablo el que me tentaba cuando me decía que le pidiera a cambio cualquier cosa: por eso ahora estoy casado con una de ellas recordando lo que me hizo aquel gordo marica: por las noches rezo para que se cumpla la profecía y mi cráneo quede calvo por completo. Se cumplen dieciocho años Revisa en el diccionario cómo se dice se cumplen dieciocho años de. Today is the 18th anniversary of his death. No sabe cómo se dice echar de menos (menos cómo se dice quedarse pegado). Iowa City, April 13, 2004 Findings Los detenidos desaparecidos viven en Iowa City. En las mañanas van al supermercado ni quieren volver a Chile. Leen los diarios que llegan después. Se reúnen a cantar y descorchar botellas a las que todavía no están acostumbrados. De noche evitan las exhumaciones ilegales. Viven de la asistencia pública. Nunca han almorzado con los profesores titulares de la universidad. Están pendientes de las listas del ministerio del interior, de pagar los préstamos hipotecarios. Leen las historietas de batman y robin en busca de un futuro mejor. Están seguros. Cangrejos Arroja la piedra, levanta la mano: recógela del suelo, obsérvala entre todas las posibles. Camina hasta la orilla del río, sale a dar un paseo (para tener algo que hacer), piensa en que no tienes nada que hacer, termina de arreglar el departamento, anda a comprarle unas cortinas, ordena los muebles, paga el depósito, habla con el corredor de propiedades, búscalo en la guía, abre el correo donde dicen que te ganaste el puesto, espera la respuesta, manda tus papeles, no es fácil pasarse un año entero sin tener nada que hacer salvo arrojar un par de piedras a orillas del mismo río. La misión de un pueblo Las pianistas rusas tocaban en los burdeles. La atención de los clientes estaba asegurada. El destino manifiesto de toda una nación y el aprovisionamiento de whisky destilado a través de las carretas de los mapuches que no han derrochado su dinero en los casinos regentados por la mafia: el tráfico de pieles blancas, la instalación de ojivas nucleares en los antiguos territorios sagrados y la depredación de los recursos naturales, la organización de las milicias que se proponen acabar con la supremacía del gobierno federal, la inoculación de la gripe española para controlar al mundo entero y la arena arrastrada por el viento, las praderas de South Dakota son un mito, pero la guerra de Arauco, la conquista del Oeste y las manadas infinitas de bisontes, todo aquello son razones suficientes para tomar la clase de español y sentarse junto a las bisnietas de las pianistas rusas, las bondades del idioma castellano son menores que las del modelo que (lo) importa pero la fiebre del oro ya se había desatado y si no éramos nosotros quién habría construido los ferrocarriles quién habría levantado esas ciudades donde están las estaciones de los ferrocarriles: intérpretes eximias del romanticismo decimonónico en las cantinas donde se jugaba la suerte de los bisontes y los mapuches llegaban con sus carretas a buscar harina del molino. La amenaza nuclear todavía no se extingue. Tampoco su recuerdo. Capital y trabajo asalariado Cuando hubo que ponerle pastelones a la entrada. Cuando se cayeron las ramas del aromo, que tampoco estoy seguro que se trate de un aromo. Cuando la nieve tapó los desagües y la entrada del estacionamiento quedó cubierta por el hielo: cuando fuimos a ver que los niños estuvieran durmiendo y dejamos la luz encendida no se fueran a caer si tenían que ir al baño. Cuando pedimos que por favor nos hicieran un presupuesto para cambiar la cerámica de la cocina. Cuando decidimos con un vaso en la mano que valía le pena dividir la basura en reciclable y no reciclable: dejamos de perseguir los jumpers de las colegialas y todo lo que ellos escondieran, renunciamos a los zombies de la ciudad de concepción y a las tribus de los patagones y los onas, nos operamos de los profetas convertidos en profesores y de los profesores convertidos en niñeros y colegialas, de los abogados convertidos en guionistas de historietas y de los personajes que escupieron sobre el papel con arranques excesivos de nostalgia: el océano les queda grande, la mano de obra parece un personaje sacado de un libro de ciencia ficción, pero de un libro de ciencia ficción otoñal y pro-soviética: orgullosa sin ser arrogante, extinta pero imprescindible.
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