Tomografía de lo ínfimo
Laura Sofía Rivero
México, FOEM, 2018, 102 pp.
A mí lo que llega a parecerme insólito, por no decir altisonante, respecto a estas convenciones de estructura poliédrica, arquitecturas comunales y maravillosas llamadas revistas literarias, son los silencios que tan fácilmente se enarbolan entre quienes habitamos las paredes de su corpus. Pues a pesar de ser escenario idóneo para la convivencia, vecindario de voces y, por supuesto, miradas misceláneas, son contados los casos en que como inquilinos cruzamos el umbral de la propia palabra para adscribirnos directamente a ese otro u otra que irónicamente también atiborra de palabras la mampostería de su propia alcoba. Así, en un intento poco ortodoxo por romper con el hermetismo, este texto es continuación de otro que, cabe resaltar, yo no escribí, pero desde el que prosigo, como una estafeta en una carrera de relevos que en principio no lo era. Sin embargo, con “Miradas misceláneas”, reseña escrita por Vanessa Palma y publicada en el número 107 de Punto en Línea, pensé aquello de: Qué chulada sentirse religado a una desconocida a partir de una tercera al que ninguno de los dos conoce más allá de sus letras (¿acaso se necesita más entre escritores y lectores?). En este caso, como punto de encuentro y extravío, Laura Sofía Rivero (CDMX, 1993) y su Enciclopedia de las artes cotidianas, sobre la cual versa la reseña de Vanessa, a quien, hago hincapié, no conozco de nada más que de las ganas de sentarme a hablar con ella sobre Rivero (y por qué no, también de sus libros). Así pues, a la molesta, aunque no por eso menos halagüeña usanza del vecino que six de chela en mano toca a la puerta y se autoinvita a tomar asiento en el sillón de la sala (¿mencioné ya el six de chelas?), me propuse escribir una reseña sobre el segundo libro de Laura Sofía: Tomografía de lo ínfimo, ganador en la categoría de Ensayo del IX Certamen Internacional de Literatura “Sor Juana Inés de la Cruz” (en paz descanse: Sor Juana, sí, pero también el certamen del que sólo queda un antagónico premio a la trayectoria, como si éste no hubiera sido catapulta de nuevas voces: entre ellas, Laura Sofía, quien lo ganó con apenas 26 añitos, igual que Clyo Mendoza). De modo que si desean hacer de ésta una conversación más amplia, una trilogía, escribiendo una reseña del tercer libro de Rivero, la invitación, junto a la cheve, queda abierta… Sólo no se olviden de traer botana que no solamente Dios, también Vanessa y yo tenemos tripas.
1.
Si es cierto lo que reza la cizañosa enseñanza popular y el diablo está en los detalles, Laura Sofía Rivero es, antes de escritora, apóstata de la suerte, pues desde el título de la obra queda claro que aquí ninguna palabra ha sido elegida al azar.
Imagen seccional, disección digitalizada que permite entrever por computadora los impulsos eléctricos y las complejas redes neuronales con que el cerebro recrea bajo los recovecos del cráneo conceptos tan arcanos y contemporáneos como Infancia, Violencia, Erotismo, tan inabarcables como inasibles pero vueltos accesibles…
1.2. Ínfimo
…vistos a través del prisma de diversos objetos: Uñas que al enfermarse ponen en tela de juicio la integridad del cuerpo; bolsas que en un acto de caníbal poliuretano devoran bolsas; baños portátiles que en su reducido tamaño afrentan contra el pudor de los usuarios que batallan para no salpicarse de orina; átomos de cinco minutos que hacen de Cronos un dios impaciente; microdosis de pornografía diluida en campañas de marketing; robos hormiga que en su conjunto construyen estalagmitas gigantes en la sábana mercantil por un valor acumulado de millones de dólares…
2.
…Hablamos, pues, de cosas pequeñas pero que desde pronto la autora deja en claro que muy lejos están de ser pequeñeces, pues “son colosos el amor, el tiempo y la muerte; ¿pero qué no acaso está también la pasión en un roce? ¿O la perfección de Dios en…
2.1 Circunferencia de las canicas
…una canica.” Esas diminutas globos de vidrio que a pesar de haber alcanzado una simpleza inmejorable entre los juegos de niños, consiguen traspasar los límites de la infancia adscribiéndose en su esférica adultez una pasarela de oficios: como adornos al fondo de floreros y peceras, diminutos proyectiles en juegos de feria, o agitadas dentro de la húmeda oscuridad de una lata de pintura. Empresas sobre las que Laura Sofía hace un recuento tan circular, lúdico y transparente como las sujetas de estudio, volviéndonos conscientes de los múltiples roles que inadvertidamente ocupan en nuestro cotidiano. Aunque eso sí, sin llegar a idealizarlas, pues “su naturaleza indómita les permite rodar por la superficie de la mesa, rebotar en el piso provocándole un chillido doloroso y sordo, y continuar su andar de rueda primigenia hasta alojarse debajo de los muebles, en espacios atiborrados de…
2.2 Bolsas que devoran bolsas
2.4 Meditación sobre las uñas
2.5 ¿Quién falta de propina?
2.4 Imprecación contra los baños públicos
3. … esas cacofonías de miradas misceláneas que conforman las llamadas revistas
literarias
Voces que aunque “inmaduras”, son las semillas que mañana crecerán en panorama
(valga la redundancia) literario
Esa, nuestra voz que desde ya quema dura,
que de a poco madura,
que en bosque madurará,
cada una desde su surco en la tierra: Su trinchera,
pues incluso las estructuras más descomunales
no dejan de ser comunitarias: Están formadas por pequeñas partes
que se entretejen e interactúan entre ellas
O como diría Rivero:
“Hasta el titán está compuesto por átomos”.