VI

Corrientes súbitas arrastraron a la gente que dormía…

¿Hubo siquiera un instante para el grito
ante el doble abismo de la noche y el mar?
Bajo el inconmensurable peso de estrellas y peces
las mujeres intentaban calentar los huesos de sus hijos

¿Había comenzado el viaje que nos extraviaría?
Arrecife errante hacia cualquier parte o hacia ninguna
nadie sabía dónde estaba ni mucho menos a dónde iría
con los ojos abiertos a la nada…

Aguas extrañas azotan esta isla solitaria…




VIII

En el áureo caracol del nautilus
oigo tu voz cada mañana
separados al nacer por el mar
quisiéramos reunirnos sin saber
el horizonte entrelaza nuestros reflejos
hilos de una misma casa
nacidos el mismo día
oigo a lo lejos tu llanto
delirio de perro que ladra a la luna
reflujo de sal que yo sé…




X

Golpe de mar en el rostro
del paisaje brumoso
de Creta
donde los caminos van
y vuelven
del centro al centro
del laberinto sin salida…
No es el hilo ni la cera
ni las alas de la proa
sino
que la sal del agua

Surge un mugido secreto
miedo profundo
y a tientas
la salida que en mí mora
busco a ciegas
aquí
donde late el mar
y la brisa
me regresa.